Porque nunca deja de estar de moda, porque contar la historia es algo apasionante, o por cualesquiera otras razones. Escribir una novela histórica es toda una experiencia, pero hacerlo requiere de paciencia y tener en cuenta una serie de consejos. Los que siguen.

Lo primero debes tener en cuenta es qué quieres contar. O sea, el tema, sobre qué quieres escribir. Eso es esencial, por lo tanto escoger la época y sus personajes es algo que tendrás que hilar fino, pues de ello dependerá la investigación que tendrás que acometer.

Eso implica tener que leer, visitar lugares, consultar libros y bibliotecas… ¿Para qué? Primero, para familiarizarte con la época; segundo, para tener en cuenta cómo perfilar los personajes, dónde localizarás la novela; y con qué detalles te quieres quedar, cómo es la vida en aquella época, las costumbres, usos, vestimenta, alimentación, etcétera.

Una vez dados estos pasos, es momento de trazar la sinopsis, en la que tienes que resumir el desarrollo de los acontecimientos principales, desde su principio hasta el final, punto de partida de la novela, acontecimientos clave que quieras destacar, etcétera.

Y ella será la que te sirva de guía para estructurar tu novela, para definir la trama que desarrollarás en tu novela. Para lo que deberás elegir —y con cuidado— al narrador —omnisciente, el más habitual, que todo lo sabe; el mismo protagonista de la novela; y el narrador-testigo, que es la persona más próxima a los hechos sin ser aquél—.

Asimismo, procura que los personajes sean lo más fieles posible a la época, y juega con ellos y con los reales a la hora de recrear tu novela histórica.

Y lo más importante de todo: disfruta mientras escribes. Cuanto más lo hagas tú, más lo hará posteriormente el lector cuando tenga tu novela en sus manos.