Quien así piensa es uno de los mejores escritores que se pueden leer en la actualidad y, casi se podría decir, toda una leyenda, como es Paul Auster. Su consejo es claro, especialmente si estás empezando a dar tus primeros pasos en esto de la literatura: no te des demasiada importancia.

Y si lo dice y lo cree así es por una cuestión clave y, en ocasiones, difícil de manejar por parte del escritor, especialmente si se da de bruces, de buenas a primeras, con un gran éxito: el ego.

Y eso es lo que aconseja Paul Auster: tener mucho cuidado con el ego, y más aún no darse demasiada importancia llegado el momento, o bien si tienes un éxito que te llega de manera repentina y te ves envuelto en una nube de felicitaciones, de reconocimientos, etcétera.

Auster es claro en este sentido: «Es una terrible forma de vivir tu vida». Y lo es porque, a pesar de lo que creas que todo aquello lleva aparejado, considera que sólo ganarás pobreza si te dejas dominar por tu ego. Y de pedrea, también soledad y oscuridad.

En consecuencia, Paul Auster te recomienda que escribas porque realmente te gusta, sin esperar nada a cambio, ni tampoco metas ni contraprestaciones. Diviértete haciéndolo, pásatelo bien; porque si lo que pretendes es buscar el éxito, lo único que conseguirás es quemarte. Y eso, tarde o temprano, te conducirá a aborrecer la escritura, a dejarla de lado, y a sentir que pierdes el tiempo con ella.

O como bien dice Paul Auster para rematar esta cuestión: «No esperes nada de nadie. El mundo no te debe nada y nadie te lo ha pedido». Es decir, ten siempre los pies en el suelo y recuerda que todo esto, lo de escribir, va de pasárselo bien sin más. Y si tiene que venir algo, pues ya vendrá.