En ocasiones, las novelas surgen de la manera más inesperada, ese chispazo que prende en la cabeza y que se transforma en un argumento, en unos personajes y situaciones. Lo que le ocurrió a Tatiana Carvalho Fernandes, autora de El trato. En las siguientes líneas nos cuenta cómo le surgió la idea para escribir aquella novela.
«Estaba en clase. Nos tocaba Física y Química —comienza a contar—, pero justo ese día la profesora no llegó y tuvimos una guardia. En esa guardia todos estuvimos callados ya que el profesor era serio y nos mandó estudiar, pero no quise, y mirando por la ventana comencé a imaginar cómo sería mi siguiente historia, cómo quedaría un estilo nuevo de este tamaño. Así que, sin dudarlo más, cogí papel y bolígrafo y comencé a escribir un pequeño relato. Durante ese relato me imagine cómo sería el noviazgo de alguna persona famosa, y entonces llegó a mi mente el cantante Calum Heaslip; y sin dudarlo, porque ya había estado escribiendo alguna que otra novela de otros cantantes, empecé a escribir dejando llevar mi imaginación».
Una cosa que Tatiana Carvalho Fernandes todavía no tiene claro es cómo escribe, de dónde le viene la inspiración. «No sabría explicarlo —confiesa—, solo sé que entro en otro mundo, que me pongo en la piel del protagonista y me imagino lo que yo diría o sentiría aunque no sepa qué es poder sentir eso. Lo único que sé es que creo mi propio mundo con mi papel, mi bolígrafo, mi mano, y mi imaginación».
A este respecto, abunda que «yo creo que es algo que tiene que estar guardado en ningún otro sitio más que en mis recuerdos. El día que mandé un correo electrónico a la editorial pidiendo que me respondieran porque me gustaría poder publicar mi novela, sinceramente pensé que nunca me iban a contestar, pero en el momento que me metí en el correo y vi que la editorial contactaba conmigo y me pedía lo que antes era un manuscrito, lloré… Y hoy es el día que recuerdo las palabras que me dijo mi madre:”¿Es necesario que llores por esto?”. Por supuesto que era necesario, porque era una forma de explicar mis sentimientos que ni siquiera podía explicar escribiendo. El día que firmé contrato con Difundía Ediciones mi padre dijo algo que en la vida se me va a olvidar: “Sigue para adelante y que sea lo que Dios quiera”; o lo que les decía mi hermana a mis padres: “Hay personas que quieren ser actores, abogados o doctores, pero ella quiere ser escritora”. Y gracias a Difundía Ediciones hoy cumplo mi sueño, aunque no sé hasta dónde llegara».