Curiosidades de “Marlakh El espejo de Nimue”

Curiosidades de “Marlakh El espejo de Nimue”

A. R. Tolentino firma una novela —Marlakh El espejo de Nimue en la que una persona de carne y hueso tiene ligado su destino al de Lady Nimue, la antigua dama del lago. Hemos querido saber más acerca del proceso creativo de esta novela, y te podemos asegurar que lo que viene a continuación te va a sorprender/encantar.

¿Cómo, cuándo y de qué manera surgió la idea de escribir una novela del corte de Marlakh El espejo de Nimue? La respuesta que nos da A. R. Tolentino es de lo más original: «En el año 2007, iba en un transporte público de la ciudad de México. Normalmente, los conductores de los microbuses, como les decimos en mi ciudad, van escuchando música de todo tipo: salsa, cumbia, ska, entre otros géneros. Pero ese día el conductor iba escuchando un CD de música instrumental. Como el trasporte estaba casi lleno, me fui de pie casi todo el trayecto. Pocos minutos después de haber subido al autobús, en mi mente surgió la imagen de una mujer ataviada con un vestido de agua sujetando algo en su mano. La imagen no era nítida, así que sólo sonreí ante ese “disparate” que en mi mente pasaba. Poco tiempo después, la imagen fue más vívida, así que me dio curiosidad y pregunte a mi mente: “¿Y tú quién eres?”. Giré la cabeza para ver por qué parte de la avenida íbamos, y pegado en el parabrisas del autobús el chofer llevaba un poster de Nicole Kidman».

¿Cómo se te queda el cuerpo? Pues espera, que ahora viene lo mejor: «Su silueta tomó forma en mi mente —asegura A. R. Tolentino—. Era ella, la actriz australiana completamente desnuda, ataviada con un vestido de agua y dos peces dorados nadando en su atuendo, sujetando algo largo y brillante en su mano. Cerré los ojos unos instantes y me deleité con esa imagen. Unos segundos después me pude percatar de que combatía con un hombre de armadura plateada. Abrí los ojos y justo al costado del microbús, sobre la avenida que transitaba, mi vista se posó sobre el enorme letrero de un hotel: Excalibur. La imagen en mi mente tomó vida de nuevo, y pude ver que lo que la mujer sujetaba era una espada de fuego azul. Bajé la mirada, y la señora que iba sentada frente a mí iba leyendo una revista. Posé la mirada en un párrafo donde tenía resaltado un nombre: Merlín. Cerré los ojos de nuevo y pregunté en mi mente si la espada que veía era Excalibur, ¿quién la blandía?».

A estas alturas estarás que no das crédito a lo que lees, ¿verdad? Pues continuará en una próxima entrega. Y te prometemos que lo mejor está por llegar. Mientras, ¿por qué no vas reservando un ejemplar de Marlakh El espejo de Nimue.

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