Medea De Montparnasse, autora de El valle de las almas en pena, te ha contado en las anteriores entregas aspectos relacionados con los personajes de dicha novela. Curiosidades que terminan hoy, y lo hacen por todo lo alto. Así que, si has estado al tanto de las anteriores, no te pierdas las que siguen, ni tampoco la novela, obviamente:

«No describo la intersección ni tampoco el momento en que confluyen todos los personajes: sólo se oyen, disparos, gemidos, sombras de diferente tipo… Muchas sombras en el valle aquella noche. Es más, de día ya es sombra, así que de noche pudo ser de dimensión abismal.

Llegados a este punto me gustaría advertir algo al lector: describo la realidad y lo que ocurrió antes del día que presenté la antología del caos, mi forma de relacionar piedras en lugares que ha habido luchas de poder sociopolítico-religioso, que siempre va unido, y dónde se han trazado y marcado fines monetarios con sangre. Presento el caos. Describo a Sandra Alberti, que fue mi madrina. Lo que sentí. Lo bonito que fue, y la presentación del valle nunca serán igual, ni tampoco jamás volveré a sentir la alegría de aquel día.

Confluye en ese día el final de mis personajes, unos muertos y otros en un furgón de la policía, pero con cierta y salvaje ironía macarra gracias a nuestro yonqui favorito y su dedo asomando por la zapatilla.

Tras aquello de la oscuridad más oscura, fui guiada de la mano con otra oscuridad a la mayor oscuridad, Toledo y el pozo, a comprar la daga del ‘Ven a matarme’ como único recuerdo y a perder poco a poco pero paulatinamente a ese Samuel, que se llama Javi, que me daba la vida cada día a costa de saber yo bailar cada día con la muerte acechándome. La no romántica, que escribía Esther».

Y se acabó.

Ya no hay más entregas acerca de los personajes. ¿Quiere decir esto que ya no vamos a hablar más de El valle de las almas en pena, de Medea De Montparnasse? ¡Al contrario! Nos ha prometido más sorpresas en próximas entregas. Así que, no pierdas ni ripio de este blog.