¿Por qué elegir el narrador omnisciente a la hora de escribir tu novela? Seguramente no ofrezca la sentimentalidad y fuerza de la primera persona. Pero, a cambio, te ofrece otras ventajas que hacen de este narrador una figura ideal para adentrarte en la escritura.
¿Quieres sentirte como un dios? Entonces, si estás pensando en escribir una novela, recurre a
la figura del narrador omnisciente.
¿Qué tiene de especial esta figura? Lo primero es, precisamente, aquello con lo que comenzábamos estas líneas: puedes sentirse como un dios. Ya que el narrador omnisciente controla todos los aspectos de la novela. Trama, personajes…, nada se escapa a su control.
Por un lado, el narrador omnisciente es quien mejor conoce a los personajes. Sabe todo de ellos: desde su origen hasta el final de su papel dentro de la novela; qué sentimientos tienen, a quiénes odian o aman, por qué se comportan de una manera o de otra…
Por otro, el narrador omnisciente tiene un control absoluto sobre la trama, lo que le permite intercalar los episodios, acciones y momentos a su conveniencia. En este sentido, una buena manera de reforzar el argumento de recurrir al pasado, evocando momentos de cosas que ocurriendo en un tiempo anterior. O bien haciendo referencia al pasado de los personajes, que suele ser un recurso ideal para dar un sentido u otro a las distintas tramas que tengas en la cabeza.
¿Todo son ventajas con el narrador omnisciente? No, porque una de las cosas que se le achaca a este narrador es carecer de la emotividad que transmite la primera persona. Este narrador evoca unas emociones, las de los personajes y su narración personal de los hechos, que es difícil de lograr con el narrador omnisciente. A cambio, este juega con su dominio y conocimiento absolutos de los sentimientos y emociones de todos los personajes de la novela.
¿Y qué pasa con el narrador en primera persona? De él te hablaremos en una próxima entrega…