El laberinto de Luks es un compendio de relatos que toca todo tipo de palos: mundo laboral, judicial, administrativo, paranormal… Mucho es el conocimiento que Lucas Rodríguez ha puesto en esta obra, de la que te vamos a contar alguna que otra curiosidad como las que siguen.

Lucas Rodríguez ha compilado todo el saber acumulado durante décadas, bien de manera propia o mediante las experiencias contadas por los demás, en El laberinto de Luks. Una obra que dicho autor considera lo más parecido al mar. ¿Por qué? Porque su fondo está lleno de tesoros. «Y sólo algunos se han de encontrar si el lector se sumerge en este libro. Porque la palabra es como el agua, que al darle forma y unirlas forma un mar representado en esta obra», admite.

Por eso te recomienda que «prepares tus ojos, porque fácilmente encontrarás historias que te harán reír, como también que te harán llorar». Una obra con Colombia como escenario y un propósito que une a todos los relatos que la componen. ¿Temas, entonces? De lo más variado: «Pagar compensación por delatar actos de corrupción; responsabilidad del Estado frente a la corrupción por la venta de edificios de pésima calidad; el clamor de recuperar la estrofa perdida del himno nacional; un sistema para que los hijos paguen obligatoriamente el derecho a pensión, y así evitar la mendicidad callejera; encontrar una solicitud para que las sectas religiosas, incluyendo la Católica, y sus directivos paguen impuesto y presenten declaración de renta, y sus directivos».

En consecuencia, y entre otras cosas, el lector encontrará que los televisores en la sala de espera de EPS presentan programas acordes con el estado anímico de los pacientes, que sean ilustrativos; encontrará beneficios para reclusos y defensa para el ciudadano de bien; encontrará anécdotas de ferroviarios y también la de una madre amenazada por su hijo; y, asimismo, la última voluntad de Luks. En definitiva, «encontrará oportunidad teatral. La Colombia que soñó. Amor a primera vista, entre otros temas», concluye Lucas Rodríguez.