Uno de los grandes valores de Alguien anda detrás del presidente, de Jaime Moreno García, es ver a Colombia retratada de una manera tan fidedigna; pues, una vez más, hay que repetir que la ficción no supera a la realidad, pero se empeña en imitarla. Una razón más para leer dicha novela, aunque hay muchas más.
Para empezar, porque Jaime Moreno García ejerce, a la vez, de novelista y cronista a la hora de retratar la Colombia que quiere, conoce y sufre; la que fue y la que es. Lo que logra mezclando ambas cosas; el juego eterno entre la imaginación propia y el mundo que nos rodea. Una obra en la que se mezcla lo bueno y el malo, el líder comunal y el asesino, el fanático y el sabio, la herencia colonial y el modernismo a tropezones. Y, en medio de todo, como la manera única de enlazar lo trágico con lo grotesco, hace uso de un sentido del humor que, por fortuna, invita a abrir la puerta a una segunda oportunidad. En consecuencia, un respiro en la agonía.
Otra de las razones por las que deberías leer esta obra es su lenguaje, sin aspavientos literarios, decoroso y digno, pero no pretencioso; un lenguaje propio del pueblo, sin mayores razones pero también sin mayores alardes. Y es que, posiblemente, sea ahí donde radique la tragedia que sobrevuela Alguien anda detrás del presidente en todo momento, y que se hace extensible a toda la sociedad colombiana. Una realidad que se palpa en cada una de sus páginas.
En definitiva, una obra de la que puedes conocer aquí su reseña y que te invitamos a descubrir para sumergirte en la realidad de un país que, asimismo, es la realidad de todo un continente que todavía se está buscando para conocerse por completo.