Una de esas obras que da que pensar, que invita a la reflexión, que es capaz de socavar estructuras. Una obra que se erige como herencia de una tradición que se extiende desde que el hombre es hombre y que obedece a una pregunta muy sencilla: ¿existe Dios? Y de existir, ¿cuál es el verdadero? Carlos Arbo Oze de Morvil trata de dar respuesta a todas las inquietudes relacionadas con este tema en El fundamento ontológico de Dios.

Desde que el hombre adquirió conciencia y capacidad de racionamiento siempre ha tratado de justificar su existencia a partir de un ser superior todopoderoso. Ese ser al que se lanzan toda suerte de plegarias, de rezos, al que se le pide perdón por los hechos cometidos o al que se le da las gracias por las dádivas recibidas.

Ese ser por encima de todo y de todos, responsable de nuestra suerte y existencia, principio y fin de lo que conocemos. Se le puede llamar de diferentes maneras: Dios, nuestro Señor, el ser supremo, el hacedor de todas las cosas… Pero la cosa se complica cuando encontramos que son varias religiones, especialmente las monoteístas, las que basan su credo en dicho ser; un ser, en todos los casos, revestido de cualidades y características similares.

Entonces, ¿cuál es el verdadero Dios? ¿Son todos los Dioses el mismo? ¿En qué se diferencian? Y, sobre todo: ¿quiénes son aquellos que se consideran sus representantes legítimos? Pues en todo caso hablamos de figuras que desempeñan la función de expandir la palabra del ser al que representan, pero también encargadas de su defensa y exaltación.

Demasiadas preguntas, en definitiva, que son las mismas que lleva haciéndose el hombre desde que tiene conciencia, como dijimos antes. Esta obra de Carlos Arbo Oze de Morvil trata de buscar respuestas mostrando ese ser supremo —o seres— según cada religión, pero también se posiciona como una obra de referencia para encontrar el equilibrio entre todos aquellos seres en aras de que la convivencia en este planeta sea la mejor posible. Aunque la historia nos ha dado muestras que es un reto cada vez más complicado…