El juglar del Rey Sancho, de José Luis Abad, es un retorno a los orígenes de la novela histórica. Una novela para aprender leyendo, para conocer mejor los entresijos de la historia de este país, y para saber de dónde venimos y el porqué de muchos de los acontecimientos actuales que convulsionan el país. Un retorno muy aplaudido, sin duda.

Existen muchos personajes históricos a los que debemos mucho. Entre otras cosas, el país en el que vivimos, con sus matices —ricos y variados—, perfecciones e imperfecciones; personajes a los que, de cuando en cuando, conviene sacar del armario del olvido para contar qué, cómo y por qué hicieron lo que hicieron para bien y para mal.

El gran aporte de José Luis Abad a la novela histórica con El jugar del Rey Sancho ha sido rescatar la figura de Sancho III, rey de Pamplona, primer rey que supo aunar bajo su mano toda la primera España cristiana, y también impulsor del Camino de Santiago, a modo de anécdota.

Una historia, la de este monarca, llena de claroscuros, de matices conocidos —muchos— y desconocidos —que también son unos cuantos—, y cuya figura sigue despertando controversias entre los historiadores. ¿Primer rey de reyes de comienzos del milenio? ¿Verdadero creador del Reino de Castilla?

Quién mejor que alguien del círculo del monarca para responder estas preguntas, para adentrarnos en su figura. José Luis Abad se vale de Martín Biscarret, quien pudo ser el mejor amigo de Sancho III. No sólo amenizaba su vida y veladas en calidad de juglar, sino que también supo poner a su servicio unas dotes de espía siempre bien apreciadas por el monarca.

En definitiva, una vuelta a las raíces de la novela histórica, pues lo que El juglar del Rey Sancho te propone es un maravilloso viaje a la Edad Media y a uno de sus momentos transcendentales: el cambio de milenio. Y ya te está esperando en las librerías.