Una novela que encierra muchas otras novelas. Porque La verdad de todas las cosas es una narración estructurada en treinta cuadros, cada uno de ellos inspirado o transversalizado por referencias a obras cinematográficas, musicales y literarias de la cultura universal y colombiana. Y es que, como bien dice su autor, César Augusto Cepeda, la verdad está en cada uno de nosotros.

Realidad y fantasía se dan la mano en esta novela de César Augusto Cepeda. Aunque, más que llamarla novela, y como él mismo sugiere, hablemos de ella como cuadros que se suceden ante nuestra vista; porque llega un momento en que una y otra se confunden y confunden al propio lector, pero también a cualquiera de nosotros en la vida real.

En consecuencia, cada una de las treinta historias —o cuadros, como prefiere llamarlas el autor— que encuentras en esta novela indagan tanto en la realidad como en la fantasía que rodea a sus personajes. Es más, no sólo una y otra son protagonistas, sino que también imponen su voluntad sobre el relato de la historia, consiguiendo así un lenguaje único en el que las ensoñaciones comparten espacio con lo material y real.

Es más, cuando no es el personaje el protagonista, es la obra de arte en sí misma, de la que se nutren las historias y que envuelve la atmósfera de cada una de aquéllas, la que convierte la narración en un marco de posibilidades que, incluso, pone en cuestión la misma realidad; porque la vida, y lo humano, están llenos de posibilidades, de alternativas que van tejiendo la verdadera personalidad de los personajes y en la dimensión real en la que se desenvuelven.

En definitiva, visiones de la vida plasmadas en fragmentos de realidad impregnada de fantasía que te transportarán a una manera distinta de leer, a algo que te dejará una profunda huella. ¿Por qué no lo compruebas?