¿Merece la pena visitar los lugares que van a aparecer en tu novela para después trasladarlos a sus páginas? Siempre. Y te damos las razones en las siguientes líneas.
Visitar los lugares que van a aparecer en tu novela, o bien aquellos de los que vayas a hablar, es algo más que recomendable. Si te lo puedes permitir y esos lugares son visitables, claro.
Primero, porque viajar es asequible gracias a las líneas de bajo coste si se trata de lugares ubicados fuera de España o lejanos. En este sentido, dichas posibilidades te permiten conocer esos lugares que vas a trasladar a tus novelas.
Y eso es esencial para recrear la ambientación que quieres dotar a la trama. Pasear por las calles de tal o cual ciudad o pueblo, palpar sus piedras —en algunos caso puede que sean centenarias—, imaginar a tus protagonistas allí, departiendo entre ellos o con otros tantos, desarrollando escenas, protagonizando persecuciones, etcétera. Porque todo lo que quepa en tu imaginación se verá multiplicado gracias a tu presencia allí, in situ, donde quieres que se desarrolle la historia.
Además, otra de las razones de hacerlo es la posibilidad de obtener información del lugar que, en ocasiones, no está disponible en Internet. En este sentido, las oficinas de turismo disponen de mapas específicos y también suelen poner a la venta material relacionado con los lugares que vayas a visitar —guías, libros, mapas específicos— que pueden ayudarte a complementar la documentación de la novela que estás escribiendo.
Y esto tanto si el lugar que vas a recrear existe como tanto si no, porque si se trata de ruinas o restos también de ellos puedes obtener información suficiente como para construir esa atmósfera que quieres pergeñar en torno a tu novela.
En definitiva, todo con tal de hacerla más creíble a ojos del lector para que la pueda disfrutar aún más.