Curiosidades de “El orador mágico”

Curiosidades de “El orador mágico”

El Orador Mágico, de Gabriel Bonifacio, es una obra basada en sus experiencias en la oratoria. Pero antes de eso, dicho autor reconoce que tuvo que pararse y exponerse ante un auditorio previa derrota del pánico escénico que sufría. Y nos cuenta cómo lo logró, experiencia que le ha servido para escribir esta obra.

«Antes de poder pararme y exponerme frente de un auditorio tuve que vencer el pánico escénico», comienza diciendo Gabriel Bonifacio. ¿Cómo se manifestaba en su caso? «Como una gran ansiedad que me incapacitaba. Las manos me temblaban. Recuerdo que tenía que cruzarme de brazos, esconderlas o agarrar con fuerza un micrófono. Lo divertido es que en más de una ocasión aquél también se movía tanto que resultaba siendo una idea no muy buena, ya que todos en la sala lo notaban con más facilidad».

Pero la cosa no acaba aquí, pues Gabriel Bonifacio también reconoce que «en algunas ocasiones sentía como un nudo en la garganta que no me permitía articular palabra, lo que también generaba una especie de intriga en el auditorio sobre cómo terminaría la exposición; si saldría corriendo, o me pondría a llorar en frente de todos».

En consecuencia, y a medida que fue superando sus limitaciones, se enamoró de la oratoria, «y comencé a ser muy autocritico con cada una de mis exposiciones —admite aquel autor–. Hasta el punto de poder determinar qué era lo que más llegaba a las personas, cuáles eran los detalles que hacían que al pasar los años aquéllas recordaban algo de lo que había mencionado ese día, se acordaban de mí. Y para mi sorpresa, también mi mensaje era recordado pese al paso del tiempo».

Fue así como Gabriel Bonifacio comprendió que «para que esto suceda debía haber algo más, algo que debía buscar una y otra vez, algo que si lo encontraba no pasaría nunca desapercibido; y lo más importante: mi mensaje seria recordado».

De ese camino trata El orador Mágico, que una serie de aprendizajes y conceptos para pasar de ser un orador común a otro que no pasará desapercibido; y que, a través de la magia del lenguaje, pueda poner su granito de arena para que este mundo sea un poco mejor todos los días.

Por lo tanto, si quieres pasar desapercibido, transmite conceptos. Si quieres ser recordado, genera sensaciones. «Sal de tu zona de comodidad. Vence el miedo a la oratoria. Genera sensaciones en las personas. Sé un orador mágico», concluye Gabriel Bonifacio.

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