El narrador en primera persona

El narrador en primera persona

La semana pasada te hablamos del narrador omnisciente, aquel que lo sabe todo. Hoy lo haremos del narrador en primera persona. El más emotivo y pasional de todos. Pero también el que mejor hay que saber manejar. Y por las razones que te vamos a contar a continuación.

Para empezar, el narrador en primera persona es quien cuenta la historia. Por lo tanto, es su protagonista, y eso implica que conoce la historia, todo lo que se desarrolla en ella. Pero eso también limita lo que cuenta, pues aquello que desconoce queda fuera de su alcance. De ahí que tengas que manejarlo con cuidado y no salirte de aquello que conozca o vaya a protagonizar.

Pero, aparte de ser el protagonista, es el personaje sobre el que se construye la novela. Es decir, su eje principal. Eso significa que el número de tramas se reduce a no ser que estén protagonizadas por él mismo, o bien la conozca por algún personaje. Esto le permitirá hablar de otras tramas a la suya, pero siempre desde un punto de vista subjetivo, lo que conoce él.

Aunque, sin lugar a dudas, por lo que realmente destaca este tipo de narrador es por la fuerza que aporta a la narración. Pues le permite expresar sus sentimientos, opiniones e ideas ante los hechos que se suceden o protagoniza. De ahí que sea el tipo de narración que te permite empatizar mejor con el lector. Un narrador que transmite fuerza, sentimientos. Un narrador que llega, en definitiva.

Eso sí, un aspecto fundamental para tener en cuenta —y a respetar—: el personaje es el que es, el que tú elijas para protagonizar la historia. ¿Eso qué significa? Que habrás de respetar unas ciertas normas referidas al mismo: hablará según la edad que tenga y como tal se comportará teniendo en cuenta su condición social, su formación, etc. Es decir: que si quieres darle credibilidad a la narración tendrás que respetar esta norma hasta el final. Cualquier cambio siempre lo notará el lector.

¿Qué te aconsejamos? ¿Primera persona, narrador omnisciente? ¿A ti qué te pide el cuerpo? Pues prueba por ahí…

La técnica descriptiva de Raymond Chandler

14 octubre, 2017

La virtud de la simplicidad en la novela

14 octubre, 2017

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *


El periodo de verificación de reCAPTCHA ha caducado. Por favor, recarga la página.